El concepto de ciudad compacta y densa ha retomado fuerza a partir de la pandemia del COVID-19. Dada la necesidad de confinamiento y trabajo en casa, las colonias o barrios donde habitamos han puesto a la luz sus cualidades o deficiencias. La cercanía a servicios básicos o la falta de ellos, el acceso al espacio público, a un jardín o la carencia de éstos, la vivienda habitable o inhabitable.
Lo anterior, se suma a la continua necesidad de encontrar soluciones urgentes que permitan reducir el impacto ambiental que nuestras ciudades generan, dado que contribuyen con el 70% de las emisiones de carbono a nivel mundial y consumen el 60% de usos de los recursos naturales. (UN Org).
El concepto de la ciudad de 15 minutos es el estandarte que hoy en día, políticos, arquitectos, urbanistas usan para repensar nuestras urbes. Un concepto que fue originado por el Profesor Carlos Moreno, de la Sorbonne y que plantea una ciudad donde todos los servicios necesarios se encuentren a una distancia caminable o en bicicleta a 15 minutos desde nuestros hogares. Un concepto que París y su alcaldesa han adoptado como política pública para transformarla en una ciudad más sostenible y amable.
Sin embargo, no debemos olvidar que este concepto de ciudad es algo que se ha promovido por décadas. Jane Jacobs en su libro “The Death and Life of Great American Cities” escrito hace 60 años, dedica un capítulo entero a la necesidad de contar con una mezcla de usos primarios en nuestras ciudades y barrios, que, combinado con densidades adecuadas pueda generar diversidad, atracción de gente, ocupación continua del espacio público y promueva la actividad económica.
Por otro lado, la promulgación de la Nueva Agenda Urbana durante Habitat III en 2016 incluye entre sus compromisos de transformación en pro del desarrollo urbano sostenible, “la promoción del desarrollo de políticas y enfoques que incorporen la asignación de viviendas adecuadas, asequibles, accesibles, eficientes, seguras, resilientes, bien conectadas y bien ubicadas, prestando especial atención al factor de proximidad y al fortalecimiento de la relación espacial con el resto del entramado urbano y las esferas funcionales cercanas”[1].
La ciudad de 15 minutos es una oportunidad para replantear cómo estamos diseñando nuestras ciudades y así como París, Lombardía, y otras, emprendamos el cambio de paradigma que durante décadas hemos buscado: diseñar ciudades para las y los habitantes y redefinir nuestra política pública para propiciar comunidades densas, compactas con usos mixtos compatibles y que ofrezcan el derecho al espacio público y recreativo.
[1] https://habitat3.org/wp-content/uploads/NUA-Spanish.pdf